¡CUARENTA MENOS UNO!

Hace muchos años atrás, una vara fue transformada en una serpiente. Una zarza ardía y no se consumía. El océano se partió en dos. El agua amarga se cambió por agua dulce. El sol se detuvo. El aceite y la harina de una viuda se multiplicó. Un sacrificio fue consumido por el fuego que cayó del cielo. Un dedo escribió en una pared. Un niño se levantó de la muerte. Un hacha apareció flotando en un río. Un burro habló. Un hombre sanó de su lepra. Un ciego de toda su vida por fin pudo ver. Muchos hombres fueron liberados de malos espíritus. Un paralítico sanó en un estanque público. Una suegra y otros enfermos fueron sanados. Una mujer que por años padecía de terribles hemorragias fue completamente sana. Un muchacho ciego, mudo y endemoniado se volvió a dormir esa noche totalmente sano. Diez leprosos fueron curados. Un hombre resucitó después de llevar 4 días en la tumba. Un joven que se quedó dormido, se cayó por la ventana y resucitó de la muerte. Un hombre parapléjico salió corriendo de su cama. Una mujer encorvada se enderezó. El agua contaminada se purificó. Los Sirios fueron sanos de su ceguera. Un hombre caminó sobre las aguas. Un delincuente de toda su vida, cerró sus ojos y los abrió en el cielo. Cerca de ocho mil personas comieron con cinco pancitos y dos peces. La tierra tembló y los sepulcros se abrieron. Una cortina inmensa en un templo se rasgó por la mitad. Una mujer fue libre de siete demonios. El agua en una fiesta se convirtió en vino. Un pez pagó los impuestos de dos amigos. Un hombre traspasó las murallas, sin necesidad de tocar el timbre y trajo paz a los que estaban allí, muertos de miedo. Ese mismo hombre, que detuvo la tormenta en el mar, que sanó al siervo de un soldado, que resucitó al hijo de una viuda y que produjo una pesca milagrosa, es la misma persona, que hoy está contigo. Ese hombre, se llama Jesús. El mismo que recibió cuarenta menos un azote, y que realizó… cuarenta menos un milagros.